UES PODRÍA ATESORAR BIBLIOTECA MENDEZ
por Pablo Benítez
(Tomado de suplemento cultural tres mil · diario colatino · marzo 15 de 2008
S.bado 15 de marzo de 2008 l No 3710 del a.o XVII segundo centenario l http://www.diariocolatino.co/ )
por Pablo Benítez
(Tomado de suplemento cultural tres mil · diario colatino · marzo 15 de 2008
S.bado 15 de marzo de 2008 l No 3710 del a.o XVII segundo centenario l http://www.diariocolatino.co/ )
Vida, pasión y acervo de José María Mendez
José María Méndez es uno de los cuentistas salvadoreños má interesantes del siglo XX. Doctor en leyes, formado en la Universidad de El Salvador a finales de la década de los treinta y principios de los cuarenta, tuvo además una brillante carrera como jurista. Su tesis de grado, La confesión en materia penal, fue premiada con medalla de oro en la Facultad de Jurisprudencia. Siguieron a ese estudio Nuestro régimen jurídico constitucional y La pena de muerte, referencias obligadas para juristas salvadoreños de cualquier época. Se desempeñó como catedrático universitario durante más de tres décadas, desde 1940 hasta 1974, en la Universidad de El Salvador. Entre 1964 y 1970 fue elegido sucesivamente como fiscal, vicerrector y rector de la Universidad. Su labor periodística abarca artículos de opinión y de crítica, publicados en los periódicos La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy. Como parte de este quehacer periodístico en 1953-1954 fue director del diario Patria Nueva. Méndez nació en Santa Ana, el 23 de septiembre de 1916. Se graduó de bachiller en el Colegio García Flamenco en 1933 y se doctoró en leyes en la Universidad de El Salvador en 1941. Su obra literaria es amplia y ha sido difundida nacional e internacionalmente, en especial su producción cuentística. Algunas de sus publicacionesliterarias son Disparatario, Tres mujeres al cuadrado, Flirteando, Tiempo irredimible, Espejo del tiempo, Diccionario Personal, Cuentos del alfabeto, Tres consejos, entre otras. Obtuvo el título de Maestro de la Narrativa Centroamericana, por haber ganado tres veces el primer lugar en los Juegos Florales de Quetzaltenango, Guatemala. La obra literaria de Méndez posee tonos y colores muy urbanos. Su óptica de la cotidianidad se encuentra marcada por el humor y el sarcasmo. Sin embargo, quizá lo que caracteriza de mejor manera su actitud estética es su ingenio, su libertad y su audacia en el uso del lenguaje. De impresionante factura son sus cuentos del alfabeto, cada uno escrito con palabras iniciadas con una letra correspondiente del abecedario. De esa serie, son memorables los textos “Cóctel cianuro” o “Amor aniquilante”.
A lo largo de su trayecto vital e intelectual, Méndez fue construyendo un valioso acervo bibliográfico y hemerográfico. Su pasión por las humanidades le lleva a acopiar libros de poesía, narrativa, filosofía, jurisprudencia, historia, geografía. Entre los muchos autores que se pueden encontrar en su catálogo están Dalton, Menén Deleal, Salarrué, Escobar Velado, López Vallecillos, Cortázar, Donoso, Urtecho, Cuadra, García Márquez, Vargas Llosa, entre muchos otros autores latinoamericanos. También pueden encontrarse clásicos como Cervantes, Milton, Joyce, Shakespeare, O’Henry. En cuanto a otras disciplinas como filosofía, ciencias sociales y jurisprudencia, en el acervo Méndez es posible hallar trabajos de Marx, Hegel, Leibniz, Malatesta, Bobbio, Camus, y otros. La sección de hemeroteca incluye publicaciones de difícil ubicación en el país, como Guión Literario de principios de los años cincuenta; La Universidad de los años veinte y treinta; revistas de jurisprudencia de instituciones mexicanas, argentinas y de otros países de América Latina, así como una sección de periódicos que abarca una colección de La Prensa Gráfica de toda la década de los ochenta.
A lo largo de su trayecto vital e intelectual, Méndez fue construyendo un valioso acervo bibliográfico y hemerográfico. Su pasión por las humanidades le lleva a acopiar libros de poesía, narrativa, filosofía, jurisprudencia, historia, geografía. Entre los muchos autores que se pueden encontrar en su catálogo están Dalton, Menén Deleal, Salarrué, Escobar Velado, López Vallecillos, Cortázar, Donoso, Urtecho, Cuadra, García Márquez, Vargas Llosa, entre muchos otros autores latinoamericanos. También pueden encontrarse clásicos como Cervantes, Milton, Joyce, Shakespeare, O’Henry. En cuanto a otras disciplinas como filosofía, ciencias sociales y jurisprudencia, en el acervo Méndez es posible hallar trabajos de Marx, Hegel, Leibniz, Malatesta, Bobbio, Camus, y otros. La sección de hemeroteca incluye publicaciones de difícil ubicación en el país, como Guión Literario de principios de los años cincuenta; La Universidad de los años veinte y treinta; revistas de jurisprudencia de instituciones mexicanas, argentinas y de otros países de América Latina, así como una sección de periódicos que abarca una colección de La Prensa Gráfica de toda la década de los ochenta.
Durante el segundo semestre del año recién pasado, el Consejo Superior Universitario de la Universidad de El Salvador aprobó la adquisición de la Biblioteca Personal del Dr. José María Méndez para que pasara a formar parte del Sistema Bibliotecario de la Universidad de El Salvador. El monto de la comprar es de $ 250,000. La doctora María Isabel Rodríguez, rectora de la Universidad en aquel momento, logró que tanto el Ejecutivo como la Asamblea Legislativa
asignaran los remanentes presupuestarios de años anteriores con el fin de cubrir gastos adicionales de la Facultades y con el fin de financiar el proyecto de compra del acervo Méndez. El Consejo Superior fue receptivo y dio luz verde la propuesta. Se aprovechó al máximo una oportunidad única para la máxima casa de estudios del país. No solamente se accede a un cúmulo bibliográfico de gran valor, sino que se tiene a la mano las fuentes intelectuales en las cuales abrevó uno de sus connotados hijos, uno de sus rectores, José María Méndez. En ese sentido, quizá las facultades mayormente favorecidas son la de Humanidades y la de Jurisprudencia, especialmente las carreras de letras, historia, sociología y derecho.
Por si esos argumentos no fueran suficientes, una mera exploración cuantitativa del catálogo confirma con creces el valor del patrimonio: 684 volúmenes de historia; 2734 títulos de ciencias sociales; 3804 títulos de literatura. Sin contar las valiosas publicaciones que alberga la sección hemerográfica y sin entrar en detalle con algunas auténticas joyas producidas en los mejores añosde la Editorial Universitaria, como la antología a puño y letra, que incluye facsímiles de poemas escritos a mano por Gavidia, Salarrué, Lars, Lindo, Dalton, Escobar Velado, Rosales y Rosales, y muchos más: la médula de los círculos literarios de la primera mitad del siglo XX.
No obstante, a pesar de lo que cualquier sentido común pudiera vislumbrar, el actual Consejo Superior Universitario (CSU) ha congelado la iniciativa. Según algunas fuentes cercanas, al CSU la opinión de varios decanos es que se debe retroceder por completo en la gestión compra. Aducen que no existe un peritaje que demuestre que el acervo vale la suma de $ 250,000. Las propuestas para determinar el monto que se debe pagar han sido pintorescas, algunos concejales han llegado a proponer que se pese cada uno de los libros para poder definir un monto “razonable”. Mientras se dirime la disputa, la Biblioteca de Méndez duerme el sueño de los justos. Entidades como La Corte Suprema de Justicia y CONCULTURA estuvieron interesadas en invertir fondos para comprar el acervo, pero la familia Méndez, con el afán de respetar el deseo del patriarca, decidió continuar las gestiones con la Universidad de El Salvador. Es de notar además que los montos ofrecidos por estas instituciones, una por la sección de jurisprudencia y otra por la de literatura, cumplían con el costo estipulado. La Biblioteca de José María Méndez constituye uno de los más valiosos legados que la Universidad de el Salvador puede y debe acoger. Haciendo uso de la prerrogativa que la familia ha tenido a bien concederle, la Universidad no puede menos que poner manos a la obra para apropiarse del acervo Méndez. El Consejo Superior Universitario no puede obviar el peso político y académico de la figura de José María Méndez y tampoco puede echar de lado la estatura intelectual de uno de sus más querido rectores. Revertir el proceso de compra de la Biblioteca Méndez sería una actitud antiuniversitaria de parte del CSU. Alegar que esta inversión es una simple gestión de compra que DEBE desvincularse de la valoración profunda del acervo Méndez y concentrarse en aspectos puramente burocráticos y mercantilistas es una traición a uno de los mandatos de la Ley Orgánica de la Universidad: conservar, fomentar y difundir la ciencia, el arte y la cultura.
asignaran los remanentes presupuestarios de años anteriores con el fin de cubrir gastos adicionales de la Facultades y con el fin de financiar el proyecto de compra del acervo Méndez. El Consejo Superior fue receptivo y dio luz verde la propuesta. Se aprovechó al máximo una oportunidad única para la máxima casa de estudios del país. No solamente se accede a un cúmulo bibliográfico de gran valor, sino que se tiene a la mano las fuentes intelectuales en las cuales abrevó uno de sus connotados hijos, uno de sus rectores, José María Méndez. En ese sentido, quizá las facultades mayormente favorecidas son la de Humanidades y la de Jurisprudencia, especialmente las carreras de letras, historia, sociología y derecho.
Por si esos argumentos no fueran suficientes, una mera exploración cuantitativa del catálogo confirma con creces el valor del patrimonio: 684 volúmenes de historia; 2734 títulos de ciencias sociales; 3804 títulos de literatura. Sin contar las valiosas publicaciones que alberga la sección hemerográfica y sin entrar en detalle con algunas auténticas joyas producidas en los mejores añosde la Editorial Universitaria, como la antología a puño y letra, que incluye facsímiles de poemas escritos a mano por Gavidia, Salarrué, Lars, Lindo, Dalton, Escobar Velado, Rosales y Rosales, y muchos más: la médula de los círculos literarios de la primera mitad del siglo XX.
No obstante, a pesar de lo que cualquier sentido común pudiera vislumbrar, el actual Consejo Superior Universitario (CSU) ha congelado la iniciativa. Según algunas fuentes cercanas, al CSU la opinión de varios decanos es que se debe retroceder por completo en la gestión compra. Aducen que no existe un peritaje que demuestre que el acervo vale la suma de $ 250,000. Las propuestas para determinar el monto que se debe pagar han sido pintorescas, algunos concejales han llegado a proponer que se pese cada uno de los libros para poder definir un monto “razonable”. Mientras se dirime la disputa, la Biblioteca de Méndez duerme el sueño de los justos. Entidades como La Corte Suprema de Justicia y CONCULTURA estuvieron interesadas en invertir fondos para comprar el acervo, pero la familia Méndez, con el afán de respetar el deseo del patriarca, decidió continuar las gestiones con la Universidad de El Salvador. Es de notar además que los montos ofrecidos por estas instituciones, una por la sección de jurisprudencia y otra por la de literatura, cumplían con el costo estipulado. La Biblioteca de José María Méndez constituye uno de los más valiosos legados que la Universidad de el Salvador puede y debe acoger. Haciendo uso de la prerrogativa que la familia ha tenido a bien concederle, la Universidad no puede menos que poner manos a la obra para apropiarse del acervo Méndez. El Consejo Superior Universitario no puede obviar el peso político y académico de la figura de José María Méndez y tampoco puede echar de lado la estatura intelectual de uno de sus más querido rectores. Revertir el proceso de compra de la Biblioteca Méndez sería una actitud antiuniversitaria de parte del CSU. Alegar que esta inversión es una simple gestión de compra que DEBE desvincularse de la valoración profunda del acervo Méndez y concentrarse en aspectos puramente burocráticos y mercantilistas es una traición a uno de los mandatos de la Ley Orgánica de la Universidad: conservar, fomentar y difundir la ciencia, el arte y la cultura.
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